martes, 24 de julio de 2007

LA COLUMNA DEL O.N. ¿POR QUÉ UN SINDICATO?

Cuantas veces se ha expresado que los sindicatos no sirven, ¿para qué sindicalizarse si las cosas van a seguir igual?, ¡porque nada se ha hecho, y con o sin esta organización, tampoco se hará nada!. Pero, lo que nadie sabe es que no se les puede exigir formar parte o no de un sindicato; es una decisión personal, en conciencia -donde uno aporta ese grano de poder del cual no logra ni siquiera expresar su disentir ante un abuso, a la no existencia de reajustes salariales adecuados mientras ciertas cúspides se mejoran sus sueldos y obtienen bonos ya quitados a los empleados, a los que son la fuerza laboral y grandes sostenedores de la institución-.



¿Porqué un sindicato? No se trata de conformar una organización por un par de meses, por un par de años, sino de una institución representativa de los trabajadores dentro de una empresa que perdure en el tiempo; que permita ir defendiendo, y protegiendo a la fuerza laboral para que perdure la empresa que los cobija a todos.




No es el sindicato un enemigo de la empresa, eso es una falacia que demostraría que los mismo trabajadores son los antagonistas de la industria, es mirar a la fuerza laboral como extraña al proceso mismo del trabajo y de la ganancia que se obtiene por la gestión.

Al conformarse un sindicato se busca estudiar, los cambios legislativos que afectan al trabajador en detrimento o beneficio, informando de esto a los sindicalizados. También debe cumplir la misión de protegerlos en lo que concierne a contratos, duración, salario, garantías sociales, beneficios y descansos legales establecidos y que debe acatar la empresa.




Pero el temor, lo que genera miedo, es la función de representatividad que le otorgan los que se van sindicalizando, aquella donde se discute con los dueños y los poderes públicos todo lo que concierne a condiciones de trabajo. En forma individual es muy difícil que un trabajador pueda discutir las condiciones laborales con los patrones o los representantes legales. Por eso, para estar en un pie de menos desigualdad o en un estado de desamparo, se necesita de un colectivo, de un organismo que represente a los trabajadores en sus necesidades y peticiones.

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