martes, 25 de marzo de 2008

JEFES A DEDO

Con la misma representatividad de un billete falso, pletóricos del lustre proporcionado por su escalada, a cuenta de lisonjería barata, sin otro mérito que la conveniente adulación al mando respectivo y la premeditada divulgación de las supuestas deficiencias de sus compañeros de trabajo, deambulan por las empresas, ciertos individuos que gracias a estas “hazañas” profesionales, acceden a cargos con responsabilidad de mando sin la legitimidad que otorga el reconocimiento espontáneo a la virtud de mando basado en la confianza plena de sus empleados y la identificación con un liderazgo positivo, ni menos de comprobables méritos laborales..

Ya instalados en el pedestal de la orden, la organización y la ejecución de tareas estos individuos, definitivamente sin aptitudes, ni actitudes, se ufanan del poder que les permite despedir, y atemorizan a sus subalternos con " O cumplen o se van " ó la clásica " Al que no le guste, la puerta es bien ancha".
Es bien sabido que muchas veces este tipo de acciones encubren las debilidades de quienes no son otra cosa que una proyección a escala de su mentor, pero con la constante preocupación de calcular el alcance y magnitud de su réplica.

Estas jefaturas, ante la carencia natural de liderazgo y empatía con sus dirigidos necesitan del acoso y el autoritarismo para cumplir con el ascenso o responder a las simpatías patrocinantes, y así - ante su ineficiencia y torpeza - justificar sus inmerecidos cargos, que muy pocas veces se ratifican en profesionalismo y auténtico reconocimiento por parte de sus empleados.

Con el argumento desechable de la “conflictividad”, se aparta de las jefaturas a los perfiles menos dóciles, cuando en realidad son personas con capacidades ratificables en la experiencia, con adecuada capacitación técnica o profesional, empleados con visión crítica que evidencia no sólo preocupación y atención de su entorno, sino también iniciativa para organizar el trabajo con objetivos claros que, por supuesto, impliquen mejoras en la calidad del ambiente de trabajo y por consiguiente calidad en el servicio entregado.
La tendencia de estas personas a reparar en las falencias, a presentar indicaciones y críticas al sistema, al contrario del funcionario estático y cumplidor, debiera ser advertido como un elemento constructivo, orientado al progreso, sin embargo, estas virtudes parecen no significar demasiado a la hora de ascender personal, reubicación con aumentos de sueldos, ya que a la hora de las decisiones las altas jefaturas optan por desplazar a aquellos que demuestran cualidades que debiliten u opaquen sus propios títulos.

Este tipo de relaciones es desafortunadamente muy común no sólo en esta empresa sino en la gran mayoría de las empresas del país y quizás del mundo, donde la intriga , la ambición de poder y el individualismo es, para algunos individuos, el vehículo mas seductor para obtener los favores de las jefaturas en desmedro del compañerismo y el trabajo en equipo, demás está agregar que quienes acceden a ascensos bajo estas condiciones sólo responden al estímulo volátil de la diferencia en los montos del sueldo y en ningún caso a la pretensión de eficiencia y la mejora de los procesos de trabajo, refrendado en la cooperación y el respeto

De acuerdo a este análisis resulta obligatorio reflexionar ante la ineludible responsabilidad de quienes ascienden a estos personajes sin reparar en sus verdaderas capacidades de dirección y de trabajo y sólo deseen procurarse tipos con personalidades a su alcance,pero infalibles a la hora de imponer su posición a quienes organizativamente están un peldaño bajo ellos.
La interrelación de los grupos laborales y mandos de la organización o empresa aparece como un esquema tensionado según el interés condescendiente de aquellos que requieren de colaboradores subordinados y a su disposición, en oposición a los intereses del grupo o la comunidad.




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