martes, 8 de julio de 2008

¿NO HAY MÁS DESPIDOS?


La semana pasada en reuniones con ciertos funcionarios (pues no se informa a todos de los acontecimientos), de la universidad en las salas del MBA de la sede providencia, se expuso que no sucederían más despidos, que las cuotas habían sido alcanzadas y que las personas que vinieran serían por rendimiento (¿?). Al parecer la información que corre hacia las bases medias y bajas de la institución es pura falacia, pues ayer lunes fue despedido don Hernán Carrasco Director de la Escuela de Matemáticas y Estadística de la Universidad.

Sin el menor recaudo por su carrera funcionario, fue notificado de tan deplorable acto que no tiene explicación, siendo él ejemplo de eficiencia y efectividad, trabajo y esfuerzo para quienes lo conocieron y que llevó al departamento que dirigía a estándares no conocido por ningún otro estamento dentro de la organización. Él no era de los funcionarios que masticaban chicles luciendo ternos bien puestos, como muchos de las capas superiores tienden aún exhibir y que parece no saber para donde dirigir su esfuerzo, se preocupan más de la forma que del fondo. Don Hernán, no lo era. Él consideraba que se debía trabajar hasta que las cosas se transformarán en procesos efectivos y duraderos, y que el capital humano debía tener la categoría que le correspondía.

Tal vez por esta razón lo despidieron, pues el mundo tecnocrático que están tratando de habilitar en la institución no es exactamente una mejora del servicio, sino una forma de ayuda al servicio institucional y si se busca excelencia en este nivel se debe potenciar al factor humano. Da vergüenza que no exista una capacidad e intención por ser francos y expresar las cosas que están realizando, demostrando que las mejorías de la institución van hacia otro camino, tal vez ha venderla nuevamente o fusionarlo con un instituto. Con este último acto las palabras de quienes ostentan poder dejan de ser creíbles.

Aunque no sea un local de mascotas la institución parece obrar de la misma manera, a las personas se les consideran sólo como un costo que debe ser “vendido” rápidamente y las necesidades y crecimiento dentro de la organización bajo esta mirada no existen.

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