En las últimas semanas a propósito de las exitosas constituciones de los Sindicatos INDAE ,BAPROAL y el trabajo indispensable de los dirigentes de SUDLA, surgen en las distintas dependencias de Universidad de las Américas las mismas prácticas históricas con que el sistema excluyente pretende entorpecer la organización de los trabajadores, puestas en práctica por la acción de personajes que, en una errónea interpretación de la lealtad y el compromiso con la empresa, cargan contra sus subordinados el peso de sus puestos, hostigando y juzgando abusiva e ilegalmente el DERECHO UNIVERSAL Y CONSTITUCIONAL de las personas de constituir agrupaciones sindicales u organizaciones de defensa de derechos.
Este panorama, accionado y materializado por las conductas supinas de un sector de personas, conducen a través de la amenaza velada a la parálisis de los trabajadores convirtiéndolos en mansedumbre, violentando sus derechos, y negándoles la posibilidad de organizarse y construir en comunión con todas las partes de la empresa las condiciones que permitan a todos los actores involucrados, al desarrollo y el bienestar mutuo, elementos que no son otra cosa que los fundamentos de la acción sindical, el reconocimiento del aporte vital del trabajo para el logro de un crecimiento igualitario de las partes.
Quien pretenda alzarse como árbitro de las decisiones soberanas de las personas y a través de amedentramientos a sus subordinados constituirse en guardián de los intereses de la empresa, sitúa su proceder en la ilegalidad y, contrariamente a lo que pretende con estas acciones, sólo perjudica a la empresa que, con un estudio de clima laboral adverso y con el creciente descontento de sus trabajadores a cuestas lo que menos necesita son conflictos y sí colaboración y respeto, valores a los que todos pueden aportar para seguir un mismo rumbo en sintonía con la ley laboral y prácticas sanas de convivencia.
Desde la fortaleza de los sindicatos y la cohesión de sus socios es posible contrarrestar estas prácticas, primero a través de la información y la autocapacitación de la comunidad, la divulgación de las herramientas de trabajo sindical y su rango de acción; Segundo, por medio de la denuncia y el trabajo en terreno de los dirigentes de la coordinadora sindical BAPROAL-INDAE-SUDLA.
Estos elementos legitiman la acción sindical y a sus adherentes, mientras que por otro lado, neutralizan al personal que desde la misma base de los trabajadores, asimilados e instrumentalizados en función de la cantinela de las "lealtades" y el "anticomunismo" colabora con la repudiable práctica del soplonaje, para desconcertar e infructuosamente tratar de poner ripios en el camino que los trabajadores ya se propusieron a seguir.
Es imperativo un avance social que supere estas limitaciones de tipo psicosocial que confunden y no permiten el necesario equilibrio para el sector mayoritario de la sociedad como lo son los trabajadores.
Para consolidar un punto de igualdad entre las partes del contrato social se requiere de trabajadores capacitados, competentes y organizados que den los pasos necesarios para construir la posibilidad real de negociaciones justas que creen el clima laboral apropiado para un desempeño óptimo y beneficioso para el conjunto de la organización.
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