¡LLEGO LA HORA DE LA VERDAD!
Los funcionarios están llegando a los limites de su paciencia, aspecto que queda demostrado en que todos desean ser despedido, demostrando el fracaso institucional de políticas coercitivas.
Hoy es el día donde cada trabajador, cada persona que labora y tiene conciencia del proceder confuso e ignorante de los que muestran vestiduras de grandes señores luciendo cual modelo en pasarela sus trajes inmaculados en horas de la tarde como recién salidos de casa, han practicado durante los veinte años de institucionalidad. Para muchos ligados por compromisos ad laborales a los otrora dueños de la organización rasgan sus vestiduras empobrecidas por el trato del cual ellos mismos se hicieron participe en tiempos pretéritos. ¡Que maravillosa planificación estratégica!, recordándonos que más vale diablo conocido que ángel por conocer.
Nadie sabe para donde va el curso de la institución, la famosa panacea de reciente data que proliferaban casi enfermos en las cúspides de la organización, de los conceptos de Misión y Visión, ha caído en desuso y pasado de moda, ahora cada sujeto que considera tener “poder de mando” por el hecho de ostentar algún cargo gerencial o jefaturial determina directrices que al otro día son cambiadas. En esta desazón institucional la esperanza están cifradas en la posibilidad que los funcionarios se unan en causa y objetivos reclamando por los beneficios y derechos que nunca han sido establecidos como política de empresa.
Es aquel momento que todos esperan y que no se atreven a tomar decisión, aquella medida de aunar el poder que cada sujeto que trabaja tiene y que permita hacer fuerza por un bienestar general, de todos, que lleva de por sí a obtener logros individuales de calidad en sus vidas. Es poder llegar a trabajar tranquilo y con el optimismo que permite a una empresa crecer y cimentarse en el mundo social al que pertenece, llevando al trabajador a tener la tranquilidad de dejar a buen resguardo a los suyos, ese ambiente que se necesita para rendir al 100%, a la capacidad que posee, que es traducido en el mundo laboral en conceptos de eficiencia, eficacia y pro actividad.
El no aceptar críticas, el no reconocer la cuota de error que cada humano por ser lo que es, por parte de las gerencias y jefaturas, recuerdan la mitología griega donde las pasiones y las luchas intestinas de los dioses sólo dañaban el mundo, permiten al imaginario humano a establecer aquel parangón de futilidad e inoperancia en el mundo empresarial imperante.
Ante las situaciones que se viven en lo cotidiano, en el mes a mes, donde uno no sabe “sí es uno de los elegidos” para ser despedido y que rumbo tiene la organización y la carencia de una comunicación efectiva, generan aquella tensión que no permite laborar adecuadamente. Ante lo cual los trabajadores deben unir su poder para ejercerlo, para expresar sus necesidades, deseos, anhelos en pos de un ambiente laboral de excelencia.
¡Ahora es la hora de unirse en una solo ideal!, en aquella posición donde los trabajadores unidos podemos lograrlo. ¡Piensen! y después decidan en conciencia, aquella que nos han querido eliminar con la política del silencio y directrices informativas de acciones ya acometidas. ¡Analicen! como son los procederes institucionales respecto a los mentados “colaboradores”, para despedirlos- desvinculación le llaman-, para seguir sometiéndolos en una pauperización laboral en trato y salario, donde los beneficios son efímeros duran un tiempo mientras obtienen lo que desean. ¡No se dejen avasallar en la conspiración empresarial de divide y gobierna, que existe!
Nadie sabe para donde va el curso de la institución, la famosa panacea de reciente data que proliferaban casi enfermos en las cúspides de la organización, de los conceptos de Misión y Visión, ha caído en desuso y pasado de moda, ahora cada sujeto que considera tener “poder de mando” por el hecho de ostentar algún cargo gerencial o jefaturial determina directrices que al otro día son cambiadas. En esta desazón institucional la esperanza están cifradas en la posibilidad que los funcionarios se unan en causa y objetivos reclamando por los beneficios y derechos que nunca han sido establecidos como política de empresa.
Es aquel momento que todos esperan y que no se atreven a tomar decisión, aquella medida de aunar el poder que cada sujeto que trabaja tiene y que permita hacer fuerza por un bienestar general, de todos, que lleva de por sí a obtener logros individuales de calidad en sus vidas. Es poder llegar a trabajar tranquilo y con el optimismo que permite a una empresa crecer y cimentarse en el mundo social al que pertenece, llevando al trabajador a tener la tranquilidad de dejar a buen resguardo a los suyos, ese ambiente que se necesita para rendir al 100%, a la capacidad que posee, que es traducido en el mundo laboral en conceptos de eficiencia, eficacia y pro actividad.
El no aceptar críticas, el no reconocer la cuota de error que cada humano por ser lo que es, por parte de las gerencias y jefaturas, recuerdan la mitología griega donde las pasiones y las luchas intestinas de los dioses sólo dañaban el mundo, permiten al imaginario humano a establecer aquel parangón de futilidad e inoperancia en el mundo empresarial imperante.
Ante las situaciones que se viven en lo cotidiano, en el mes a mes, donde uno no sabe “sí es uno de los elegidos” para ser despedido y que rumbo tiene la organización y la carencia de una comunicación efectiva, generan aquella tensión que no permite laborar adecuadamente. Ante lo cual los trabajadores deben unir su poder para ejercerlo, para expresar sus necesidades, deseos, anhelos en pos de un ambiente laboral de excelencia.
¡Ahora es la hora de unirse en una solo ideal!, en aquella posición donde los trabajadores unidos podemos lograrlo. ¡Piensen! y después decidan en conciencia, aquella que nos han querido eliminar con la política del silencio y directrices informativas de acciones ya acometidas. ¡Analicen! como son los procederes institucionales respecto a los mentados “colaboradores”, para despedirlos- desvinculación le llaman-, para seguir sometiéndolos en una pauperización laboral en trato y salario, donde los beneficios son efímeros duran un tiempo mientras obtienen lo que desean. ¡No se dejen avasallar en la conspiración empresarial de divide y gobierna, que existe!
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